¡Mi Piel esta Roja!

Hay 2 patologías que fácilmente conviven, o que de una puede pasar a la otra en un mismo paciente. Me refiere al acné y la rosácea. Es frecuente  que estos pacientes sientan que no hay nada que pueda ayudarlos a mejorar; otros están convencidos que tienen la enfermedad, pero realmente no es así. En otras palabras, no todo lo que está rojo en el rostro es rosácea.

Recordemos que el acné surge por un cambio hormonal con exceso de andrógenos, lo que aumenta no solo el tamaño de la glándula sebácea sino también la cantidad de sebo, y luego ocurren una secuencia de eventos: taponamiento folicular, sobre infección bacteriana y por último la inflamación. Mientras que en la rosácea este aumento del sebo no es generado por aumento de andrógenos, hay vasodilatación que a su vez genera rojez en el rostro que tiende a aumentar con factores como altas temperaturas, emociones, comidas
picantes. También es característica la deshidratación en las pieles con rosácea por pérdida tras epidérmica de agua ya que su función de barrera está afectada, elemento que se convierte en un objetivo clave a la hora de dar un adecuado tratamiento. Es decir, en las pieles de estos pacientes hay grasa, pero poca agua lo que hace frágil y muy sensible. Sin embargo, en ambos casos hay inflamación.

Hay factores que pueden empeorar tanto el acné como la rosácea, y dentro de ellos tenemos algunos alimentos (procesados, embutidos, picante, comidas calientes) estrés, cambios hormonales consumo de licor y tabaquismo .


Tengamos en cuenta lo siguiente:
1. En ambos casos hay aumento de sebo e inflamación
2. En el acné hay taponamiento folicular y en la rosácea no
3. En el acné hay una bacteria asociada y en la rosácea un ácaro (demódex)
4. En la rosácea hay un factor determinante y es la pérdida de función de barrera
5. En ambos casos la alimentación ayuda a mejorar
6. Ambas ameritan tratamiento médico